Mi vida junto a mi bull terrier comienza cuando me independicé con la que por entonces era mi novia, hoy día mi mujer, de eso hace ya algo más de seis años. En casa de mis padres era imposible tenerlo, así que en cuanto nos instalamos se lo propuse, al principio ella no tenía mucho conocimiento sobre esta raza, así que nos pusimos a buscar todo lo relacionado con los bull terrier por la red y se enamoró en seguida de esos perros con la cara tan rara.
Al poco tiempo nos decidimos en tener uno, como no teníamos mucha idea adquirimos un macho con cara de asustadizo pensando inocentemente que era la mejor opción, por supuesto sin pensar en que una hembra un poco más sumisa, para primerizos hubiera estado mejor.
Al fin llegó el gran día, deseando llegar de trabajar para verle la carita al chiquitín. Recuerdo ese momento como si fuera ayer, llegar a casa ilusionado como un niño en el día de reyes.Allí se encontraba mi novia junto a un transportín y el cachorrito que no quería salir (en ese momento si estaba asustado), pero solo pasó unas horas hasta que ya se hacía notar que iba siendo un "abusón", todo lo que había en la casa era suyo y nosotros no podíamos negárselo.
Esa misma noche,al irnos a dormir,le preparamos su camita junto a la nuestra,para que no se sintiera solo. Cuando apagamos la luz empezamos a escuchar un llanto que parecía mas bien bufidos, fue entonces cuando nos miramos y cometimos uno de los errores más grandes, subirlo sin pensar que por aquel entonces me cabía en la mano y pesaba 3 kg, y luego se convertiría en un "bicho" de 25 kg y seguiría reclamando aquel sitio que le dimos ese día.
Tal como iban pasando los días se hacía mas travieso pero también gracioso, todos los juguetes, peluches, y zapatillas teminaron destrozados, luego llegó el paso a mordisquear todo lo que podía, en lo que se incluia cables, revistas, escoba...
Llegó el momento de su primera visita al veterinario para sus primeras vacunas, y ya por fin poder empezar a sacarlo a la calle.Es un perro que jamás ha tenido miedo alguno,ni siquiera al veterinario, es más, parecia que le gustaba ser el centro de atención, y ahí empezó su fama de adorar a la gente.
En sus primeras salidas, al ser tan chiquitito y bonito, todo el mundo le decía cosas, pero creció un poquito y ya no era esa bolita arrugada, y las personas no le decían siempre cosas, pero él no entendía el por qué ya no era igual y se ponía en medio de la calle sentado a chillar,parecía que les exigía que le acariciaran.
Así es como os presento a Prody durante sus primeros meses de vida,seguiré contando mas recuerdos y anécdotas,que con este bull nunca nos faltan.
Un saludo y hasta la próxima.